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El amor de un español que viaja a una isla tropical con sus padres en los años 80′, y allí se enamora de una mesera.Siendo este un amor imposible, porque está comprometido y además los kilómetros de distancias los separan.¿Cómo podrán estar juntos en esta condiciones?

 

Capítulo 1: Vacaciones

El señor Alberto Blasco y su esposa Marta disfrutan de sus vacaciones en las paradisíacas playas, y su hijo Luis les ha acompañado en su viaje.

Es verano del año 1980; a ellos les encanta la comida del restaurante del Hotel, almuerzan y conversan amenamente, ya degustan el postre.

Él conversa sobre su novia con sus padres, pero de pronto se distrae, y es por la nueva mesera del restaurante o eso piensa.

La mira mientras sirve a otros clientes a pocos metros, alguien los atiende a ellos, pero él desea que sea ella.

Espera… Tiene una novia en España, entonces ¿Porqué su atención con esa chica? Es que las cosas no andan bien entre ellos, se han peleado.

Sus padres siguen charlando, no se percatan que su hijo tiene su atención en otra parte.

Luis mira al mesero que los atiende y se fija en su distintivo, se llama Luis Gonzales, es su tocayo.

—¡Somos tocayos, hombre! —Enseguida exclama, para buscar conversación.

El mesero, le responde amablemente —¡Oh, también se llama Luis, muy bien!

Luis Blasco le pregunta sin pudor alguno. —¿Y, quién es la nueva mesera?

—¡Ah!, ella es Melisa, tiene una semana aquí señor.

Sigue muy interesado en ella, entonces prosigue con la conversación. —¿Porqué no la había visto antes?, ya he venido varias veces, vale.

El mesero se dispone a retirar los platos, mientras sigue conversando.  —Estaba en entrenamiento, es la primera vez que trabaja aquí señor Luis.

No le avergüenza preguntar al mesero, e insiste sin pudor. —¿Podría ser que nos atienda ella la próxima vez?

—Si puede ser, no hay problema señor Luis.

Ellos han pedido la cuenta, entonces sus padres le preguntan que tanto hablaba con el mesero.

—¡Ah, no es nada olvídenlo, es sobre un plato típico vale! —Le miente y sigue mirándola, pero ella no se percata, porque esta muy entregada al trabajo.

Desde la distancia mira como sonríe, ya quiere estar en esa mesa que ella atiende, en lugar de esa pareja Estadounidense.

Sus padres ya se marchan, han pagado la cuenta.

Su padre se levanta, y apura a su hijo Luis. —¡Vamos hijo, a las habitaciones a descansar, y luego iremos a la playa o si quieres a la piscina!

Él se queda sentado, está ansioso por saber más de esa mesera. —Me quedaré un poco más, quizás pida un jugo bien fresco para este calor.

Su madre disimula, pero algo sospecha, ya lo ha mirado como se queda pensativo. —Si es lo que quiere, está bien no tarde hijo estaremos en la piscina, vale.

—Está bien, mamá. —Dice sintiendo cierto respiro.

Ellos se marchan y él vuelve a mirar, pero ya la mesera no está.

<<¡¿En qué momento se fue y no me percaté?!, ¡seguro cuando le ponía atención a mis  padres, joder!>>

Transcurre un buen tiempo esperando que regrese, porque piensa que fue a traer una orden para algún cliente; entonces mira al mesero que los atendió y es un alivio, le hace seña para que se acerque, entonces le pregunta.

—No he visto a la mesera por un buen tiempo, ¿qué pasó?

El mesero Luis exclama, con una bandeja en las manos. —¡Ah Melisa!, es que ella estudia y solo trabaja medio tiempo aquí, va a la universidad algunas tardes.

—Bien, entonces volveré mañana. —Dice con resignación.

El mesero se retira, mientras él sigue pensando en ella y queda con esperanza de volver a mirarla otra vez, 

Minutos después, se levanta y marcha hacía su habitación.

 

Capítulo 3: Él insiste por una citaEs una tortura para él esperar hasta el lunes, porque siente muchas ansias por volver a mirar su sonrisa que le ha hipnotizado. Llega el tan esperado día lunes, y está sentado en una de las mesas con sus padres, esperando ansioso por ver a Melisa.—¿Porqué no quiere ir con nosotros a otro lugar, hijo? —Comenta su padre, al observar que mira hacía el lugar donde están los meseros para servir los platos.—Me siento bien aquí papá, es más cómodo.Su madre le hace saber, que no los engaña como él cree. —¿O no será, que está interesado en esa mesera? ¡Nos dimos cuenta antes de ayer, te observamos hablar con ella; además charlaste con el mesero anteriormente y la mirabas mucho, no somos tontos hijo!Queda atónito antes las palabras de ella, pues al estar tan distraído creía que no se daban cuenta.—Si yo… —Se le atoran las palabras, al ver que ya sus padres saben todo, y prosigue algo nervioso… —Estoy… Interesado en ella.Entonces, un mesero se les acerca y le habla con amabilidad. —¡Saludos!, ¿qué van a ordenar?Sus padres muy contentos ordenan, luego desayunan, y charlan.Tiempo después, ellos se disponen a marcharse a la habitación del hotel. Luis le dice que se queda, otra vez.Su madre le habla en tono serio, mirándolo fijamente, porque sabe bien a qué se debe su interés de quedarse en el restaurante. —¡Después conversaremos sobre esto, hijo!Ellos se marchan y él se queda a esperar tener un momento para hablar con Melisa y la mira de lejos.Minutos después el mesero Luis se le acerca. —¿Ya ordenó, señor Luis?—Si, yo solo espero que Melisa pueda tener un momento para conversar conmigo, vale.—Está bien, entonces le diré que usted espera por ella.Enseguida, el mesero se dirige hacia donde ella está atendiendo unos clientesLuis observa cuando el mesero le habla y ella hace un gesto de que no quiere hablar con él, entonces se levanta dirigiendose hasta donde ella está.Se le acerca con prudencia.—Por favor, solo quiero hablar contigo, no es nada malo, vale. —Dice amablemente, mientras ella toma una ordenSe gira molesta hacia él, y le habla groseramente. —¡Señor, no ves que estoy trabajando!—¡Bueno, pero no sea grosera conmigo que no le hecho nada, vale! —Le dice seriamente, entonces se marcha decepcionado y herido por su indiferencia.Luis se siente desilusionado, pero vuelve cuando ella termina su trabajo, porque no aguantaba las ganas de mirarla y aclarar las cosas entre los dos.Él espera que ella salga fuera del restaurante, para poder conversar.Cuando Melisa se dirige a la calle se le acerca y sostiene de una mano muy fuerte, para llevarla en dirección a la playa. Ella se sorprende, quedando totalmente pasmada y boquiabierta, luego exclama. —¡¿Pero señor, qué hace?!Él la lleva a toda prisa, mientras sus manos calurosas se frotan y sienten esa chispa de pasión. —¡No hay manera de hablar contigo, por eso te llevo hacia la playa a ver si podemos hablar un poco, vale!Él prosigue caminando y tomando su mano fuerte, hasta que se detiene con ella debajo de un árbol, están muy agitados. Luis no piensa con claridad y lo unico que le importa es tenerla cerca, mirar su rostro y poder tocar su piel caribeña de color canela muy claro.Melisa enfrenta esta locura de él sabiendo que no es lo indicado, y se avergüenza un poco, porque muchas personas lo han mirado mientras la llevaba hasta la playa.—¡Aquí estamos!, ¿qué es lo que quiere saber de mí señor?Se le acerca más a su rostro, y ella siente el calor de sus cercanías. —¿No estás comprometida, verdad?—No, ¿porqué me pregunta?, ya le dije que no la otra vez que me pregunto.—Porque me gusta desde que te vi, ¡madre mía, mujer que me has hecho!Ella lo enfrenta, y lo mira directamente a la cara. —¡¿Y usted, seguro está casado verdad?!Él pone sus manos en el árbol por encima de la cabeza de Melisa, y ella se intimida un poco. —No estoy casado, pero si tengo una novia.Melisa sonríe irónicamente, pues lo que temía él lo confirma. —Ya lo suponía, entonces ¿Porque está interesado en mí, dígame? —Ella prosigue la conversación, ya que él solo la mira apasionadamente, con ganas de besarla. —Ya se, para echar una canita al aire en esta tierra y luego irse como si nada; déjeme decirle, que para eso hay muchas mujeres por ahí no yo, así que tendrá que buscarse a otra.—No, tú está mal-interpretando las cosas, yo no quiero una mujer para complacer mis deseos, quiero una mujer para mi esposa.—Entonces, usted para eso tiene una novia.—Sí, pero siempre peleamos, no nos ponemos de acuerdo en casi nada; estamos separados.Ella trata de esquivarlo, para estar en un lugar más abierto, pero él se lo impide imponiendo sus fuertes brazos en el árbol y acercándose más, tanto que ya siente sus rodillas. —Usted lo que tiene que hacer, es arreglar su situación con su novia señor.—Ya no quiero seguir en esa relación que no va para ningún lado, dime ¿porque nos está a mi lado ahora acompañándome? Mejor decidió quedarse allá. —Trata de acariciarle la mejilla, pero ella no se lo permite. —Me gustaría que nos conociéramos si, dime que si por favor.—Bueno está bien, solo que cuando trabajo…La interrumpe notablemente emocionado, y se alegra. —¡Está bien seré discreto, nada en su trabajo, ¿podemos vernos esta noche aquí, sino vive muy lejos? Vale.—No vivo lejos, si puedo; ya tengo que irme se ha hecho tarde, mis padres han de estar preocupados… —Finalmente ella exclama, para dejarle claro que no habrá algo más. —¡Y por favor, solo conversaremos! <<¿Qué quiere este hombre, que intenciones tiene? Esto me preocupa>>.—¡Bien, nos vemos en la noche aquí mismo! —Dice él muy entusiasmado, y sonriente.Entonces, la toma de la mano mirándola tiernamente y prosiguen a caminar hacia la calle hasta dejarla en la parada de bus.Luis se despide sonriendole como un tonto, y ella tambien sonrie al vivir esta locura con él.

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