Compartir en tus redes favoritas

Jazmín Manterola es una chica de 20 años que quiere ser profesional, trabajar con su padre algún día con él en la empresa familiar y encontrar el amor por sí misma. Piero Castelli es un hombre de 40 años recién cumplidos, mujeriego y soltero, quién se ha dedicado a apoyar a su amigo, Massimo Cavalcanti, con su imperio de la moda. Estas dos almas se conocerán y sabrán que se pertenecen irremediablemente, sin saber que el destino los separará al día siguiente. ¿Llegarán a tener una segunda oportunidad?

Capítulo 1: La madre que me tocó.

Bajo de mi habitación muy animada, hoy es mi cumpleaños y, para la ocasión, mi padre me ha dado dinero para comprarme un atuendo nuevo que luciré en mi fiesta.

-Feliz cumpleaños, mi princesa – mi padre me espera en el hall de la casa, antes de irse a la oficina -. Gracias por estos veinte años de alegría y orgullo-.

-Y yo ¿ no te he dado quince de orgullo, padre? – dice con un puchero mi hermano Alex -. Feliz cumpleaños, hermanita, te debo el regalo.

-Gracias, hermanito, el mejor regalo es tenerte aquí. 

Nos quedamos los tres abrazados unos minutos, tener a estos dos hombres en mi vida me hace desear tener uno igual que me ame, que vea por mis ojos, que me apoye en todas mis metas y me deje ser libre. Por supuesto, yo haría lo mismo por él. 

Unos tacones llegan hasta nosotros, una aclarada de garganta y un tono de voz agrio.

-¿Reunión familiar sin mí? – los tres nos giramos y vemos a mi madre con los brazos cruzados -.

-Estamos felicitando a la niña, Débora, hoy es su cumpleaños. 

-¿Y eso es motivo para que la consientas? Ya sé que le diste dinero para ropa y lo de la fiesta.

-Eso es bueno, tú también estarás aquí. 

– Claro que no, me iré a mi habitación. Tienen prohibido poner la música fuerte.

-Pero es una fiesta, mamita – le dice Alex abrazándola -. Sin música sería aburrida y los invitados se irían.

-Mejor aún. Ayer mandé a pulir el piso, me lo dejarán asqueroso – se dirige a la cocina, pero mi padre la detiene -.

-¿No le dirás feliz cumpleaños a la niña?

-Un año más, eso es todo. Cuando termine su carrera o mejor, cuando se case con un hombre importante, allí hasta lloraré de la emoción. 

Se va dejando un mal sentimiento por su actitud. Nunca ha sido una madre cariñosa y, por lo que he visto, tampoco una esposa amorosa. 

En cambio mi padre es un amor, siempre nos consiente, nos lleva de paseo, nos premia nuestros logros y nos castiga si hacemos algo mal.

Se peleó muy fuerte con mi madre cuando dije que quería estudiar Administración de Empresas, desde pequeña me vi sentada al lado de mi padre, manejando la empresa que tanto le costó a mi abuelo sacar adelante y ahora mi papá se esfuerza continuar el legado.

En cambio, los planes de mi madre son: casarme con un hombre millonario y que sea esposa trofeo, como ella. Ni de chiste, lo mío es moverme, hacer cosas productivas, tener mi propio dinero. Desde los quince vendo mi cerebro, hago tutorías y apoyo con trabajos, en los últimos dos veranos, en lugar de vacaciones, me fui de asistente de la asistente de mi padre, por el sueldo mínimo y todo para aprender. 

La única ventaja que tuve allí fue la de tener el puesto, sin saber nada. Pero todo lo demás fue como si no me conocieran, y eso fue gratificante, una experiencia enriquecedora.

-Hija, no le hagas caso. Con la edad se ponen enojonas.

-Espero que a mí no me pase, prefiero morir joven.

-Tú vivirás hasta los cien años y tendrás dos hermosos varones, que serán la luz de mi vida, como ustedes – nos acaricia la mejilla a mi hermano y a mí, sonríe y toma su maletín-. Ahora me voy. Llama a tu prima Pilar para que te acompañe, si te falta dinero que ella te preste y luego yo le devuelvo. 

Pilar, además de ser mi prima, es mi mejor amiga. Es unos años mayor que yo, pero eso no nos impide llevarnos de maravilla. Hace un año terminó la universidad y ahora trabaja como periodista en una revista para mujeres. 

Y por esa razón mi madre la detesta, ella quisiera verme con “Puki», la prima más aburrida de todas. Tenemos la misma edad y ya está casada.

Con mi hermano vamos al comedor para desayunar, otra vez nos tocará hacerlo solos, porque de seguro la discusión ha provocado en mi madre una de sus migrañas incapacitantes. 

La nana Ceci llega con el desayuno, me da un abrazo y nos deja solos. Con mi hermano hablamos de la fiesta, que empezará a las siete de la tarde y yo me he dado un día libre de la universidad para ir de compras. Pilar tiene la ventaja de cubrir solo eventos importantes y no ha tenido ninguno, así que también está libre.

Cuando estamos listos, el chofer nos espera en el hall y nos vamos con él hasta el auto. Pasamos a dejar al colegio a mi hermano y luego nos vamos a la casa de Pilar, allí buscaremos un estilo para luego salir a buscarlo por las tiendas de Santiago. 

Al llegar, mi prima corre para darme un abrazo, saltamos cual niñas de primaria y entramos emocionadas planeando todo lo que haremos.

-Mira este vestido, lo podemos encontrar en la tienda de Cote – me dice Pilar mostrando la imagen de un hermoso vestido tipo jumper -.

-Me gusta, pero no para la fiesta, así que de todas maneras lo buscaremos.

-¿Y este? Tiene vuelos, manga corta, ajustado hasta la cintura, te quedaría perfecto. Fresco y ligero para bailar – comienza a bailar acostada en la cama y morimos de risa por eso -. Ya decídete, en treinta minutos salimos de compras.

-Está bien, vamos con Cote primero y luego nos vamos al centro comercial que está aquí cerca.

Las horas se fueron volando, nos vamos directo a mi casa para poder ducharnos y prepararnos para la fiesta. Al llegar mi madre no se ve por ninguna parte, mi padre trabaja en su estudio y mi hermano está en el jardín con uno de sus experimentos de botánica.

Subimos directo a la habitación, Pilar se mete primero porque se demora menos, mientras yo dejo lista la ropa que usaré esta noche, un hermoso vestido tipo jumper de color rosa pálido, con una botas blancas a la rodilla de taco bajo, una blusa blanca de manga corta con un cuello alto. Es moderno, muy de mi edad y me queda espectacular.

Al salir Pilar, me meto enseguida, porque por más que trato de no demorarme mucho, no lo consigo. Cuido mi cabello muchísimo, me llega a la parte baja de la cintura, lavarlo es algo complejo y me gusta hacerlo bien para que luzca siempre sedoso y bello.

Luego de más de treinta minutos, al salir del baño veo a Pilar que está sentada terminando de maquillarse.

-Ay, niña, te demoras tanto.

-Mi cabello necesita lavarse bien o terminará hecho una escoba de paja.

-Ni con eso, querida. Apúrate, ya falta poco para que comiencen a llegar los invitados.

Me aplico crema en todo el cuerpo y luego procedo a vestirme, al terminar Pilar me indica que tome asiento para secarme el cabello y peinarlo de manera que caiga en ondas suaves por mi espalda. Llaman a la puerta, ella abre y vemos a mi padre, quien me mira orgulloso y feliz.

-Te ves hermosa, hija mía. Las dos están bellísimas, supongo que ya están listas, porque están llegando los primeros invitados.

-Bajamos contigo, papi.

Nos ofrece sus brazos y nos enganchamos a él para bajar radiantes. Ya han llegado unos diez invitados, entre amigos de la universidad y el círculo cercano de mi familia. Voy saludando a cada uno, agradeciendo el estar conmigo y recibiendo los obsequios. Pilar me ayuda con ellos, dejándolos en una mesa exclusiva para ellos a un costado de la mesa.

Mi prima no se aparta de mí, sabe que en cualquier momento bajará el torbellino desde el segundo piso, por ahora disfruto de la música y de la compañía de todos mis amigos, no todos los días se cumplen veinte años.

Se va pasando la hora y comenzamos a bailar, no hay parejas de baile, solo un grupo enorme de jóvenes, y algunos adultos infiltrados, que quieren pasar un buen rato.

Veo a mi padre sentado en un sofá conversando con Massimo Cavalcanti, un magnate en la industria de la moda, de hecho, el vestido que uso es de su última colección. Me acerco a ellos para invitar a mi padre a que baile conmigo una canción.

-Mi hermano llegará desde Italia en dos semanas, viene para la nueva colección – escucho que dice Massimo. Al verme, se pone de pie -. Señorita, muy feliz cumpleaños. Ese vestido le queda perfecto, ¿no ha pensado en ser modelo?

-No, muchas gracias – me río de su broma, es un hombre muy educado y sus palabras jamás podría malinterpretarlas, aunque mi madre quiera que me case con él -. Prefiero seguir por el lado de la administración y trabajar para mi padre – el levanta las manos a modo de rendición -. Papi, ¿bailas conmigo?

-Jazmín, ya no teng…

– “Tengo edad para eso” – termino por él -, no estás viejo. ¿Usted cree, Massimo, que está tan viejo como para no bailar con su hija?

-Yo bailo todo el tiempo con mi Pía y ella tiene apenas diez años, vamos hombre, aprovecha a tu hija, que no se quedan para siempre.

-Ella se quedará conmigo para siempre, ¿verdad? – me mira mi padre como perrito abandonado -.

-Por supuesto que sí, papi. Cuando me case, me vendré a vivir contigo, para que malcríes a tus nietos, pero solo si me das este baile.

-Así, quién no acepta.

Massimo se ríe de nosotros, saco a mi padre a bailar y, aunque al inicio se muestra tímido, termina siendo el centro de atención. Los demás invitados le hacen espacio al centro, Pilar pone una canción de rap y mi padre se queda parado un momento y comienza a bailar al ritmo. 

Estamos todos riendo del baile de mi padre, hasta Massimo se ha unido a nosotros para animarlo a seguir, cuando de pronto se corta la música, miro hacia el equipo de música y mi madre lo ha desconectado.

-Se termina la fiesta en este momento.

Capítulo 2: Una visita inesperada.

Me adelanto una semana en viajar a Chile, hace meses que no veo a Massimo y sus hijos, ellos son mi única familia, a él lo considero mi hermano y sus hijos mis sobrinos. No nos unirá la sangre, pero la vida y adversidades pueden hacer los lazos más fuertes.

Llego de sorpresa a su casa, la empleada me recibe con su característica sonrisa. Me dice que Massimo no se encuentra, ya que fue invitado a la fiesta de una familia importante, pero mis sobrinos se encuentran viendo una película en el segundo piso. Yo mismo subo mi maleta a la que es mi habitación, ella me dice que en una hora estará lista.

Me voy con Pía y Luca, entro sin que me escuchen, me siento atrás de ellos, en el suelo.

-Esta película está muy aburrida. Mejor me voy a dormir – dice Luca -. 

-Creo lo mismo, me voy a leer.

-Vete a dormir, es tarde.

-Quiero esperar a papá. 

-Déjalo, no siempre te puede llevar a casa de los Manterola, no seas pesada.

-Era el cumpleaños de Jazmín, ella me cae bien, es amable conmigo, me deja probarme sus vestidos y juega conmigo en el jardín de su casa, es muy bonito.

-Lo sé – dice Luca, apagando la tele -. Pero a mí me gusta más Jazmín que el jardín. 

-¡Es mayor que tú, tonto! – Pía se ríe de Luca y este se molesta -.

-No es malo enamorarse de una mujer mayor – les digo y dan un salto -. El problema es cuando te enamoras de una mujer menor.

-Ti… tío Piero – Luca está pálido, mientras yo me río-.

-Dame un abrazo, este es nuestro secreto – le guiño un ojo y los abrazo -. Los amo, mis niños y por eso no aguanté esperar una semana más. 

-Tío Piero – me dice Pía feliz -. Yo creía que ya no nos querías.

-El trabajo me tenía muy ocupado, mi niña. Tu papá necesita que las telas para sus diseños sean perfectas y yo me encargo de eso.

Camino con ellos por el pasillo y bajamos las escaleras. Vamos hasta la cocina y sacamos helado.

-Papá no nos deja comer helado por las noches – dice Luca antes de llevarse una enorme cucharada a la boca-.

-Para eso son los tíos, para hacer todo lo que los papás prohíben – se ríen mucho y siguen con el helado -.

-Tío – dice Pía algo seria, esa chiquilla cuando se pone así sale con preguntas muy profundas -. ¿Por qué no tienes esposa e hijos?

-Porque no he encontrado una mujer que ame lo suficiente para formar una familia – lo sabía, directo a la médula-.

-No preguntes esas cosas, Pía – la regaña Luca -.

-Está bien – le revuelvo el cabello a mi sobrino-. Quiero que sepan, no es fácil encontrar a alguien que quiera cumplir sus sueños y compartir los tuyos. Pero a ustedes nos les pasará, tendrán una persona a su lado que amarán, serán felices y tendrán muchos hijos. 

-¿Podrás tener hijos? Ya tienes algunas canas, eso quiere decir que estás viejito – la cara de tristeza de Pía me enternece el corazón-.

-Sí, no pierdo la esperanza de tener al menos un hijo y mimarlo mucho, como a ustedes. Ahora limpiemos, o su papá…

-Los descubrirá – entra Massimo algo cansado -.

-No es mi culpa, ellos me obligaron a venir aquí – le digo fingiendo miedo, los chicos me miran incrédulos, no aguantamos la risa con Massimo y ellos se relajan-. 

-Hermano – nos damos un buen abrazo -. Qué bueno tenerte aquí, no me avisaste que llegabas antes, hubiese mandado a preparar tu habitación.

-Quise llegar de sorpresa, los extrañaba demasiado y llegué una semana antes para disfrutar con ustedes. Siempre vengo nada más que por trabajo.

-Me alegra tenerte aquí – mira a sus hijos -. Bueno, niños, a dormir.

-Pero quiero saber de la fiesta de Jazmín – dice Pía levantándose de mala gana -.

-Mañana, no hay mucho que contar, pero no quiero hacerlo ahora.

-Está bien – Pía nos abraza y se va a su habitación -. Buenas noches, papi. Buenas noches, tío.

Luca hace lo mismo, al dejarnos solos Massimo se sienta y se queda con en bote de helado. Me río, porque parece un adolescente agotado.

-Me dijeron que fuiste a una fiesta, parece que estuvo muy mala.

-Estaba bastante animada, uno de nuestros socios se lució bailando para animarle la fiesta a su hija, pero apareció la mujer y arruinó todo.

– ¿Cómo así? Se supone era el cumpleaños de la niña, ¿qué madre le hace algo así a una niña?

-Jajajaja, no es una niña, cumplía veinte años. Y su madre… es una odiosa, quiere meterme a Jazmín por los ojos, no se da cuenta que es una chiquilla, podría ser mi hija mayor, tenemos veinticuatro años de diferencia.

-Seguro que por interés – saco un poco de helado -. Supongo que la chica ni te mira.

-Sí, pero para hablar nada más, ella está en otro mundo, el de los veinte. Es alegre y quiere cosas de jóvenes, aunque si tuviera unos años más, sería perfecta para ti.

-No, mi querido amigo. Yo ya perdí la esperanza de encontrarme a la mujer indicada, así que déjame así.

-Tú nunca tuviste esperanza, no seas mentiroso, prefieres esa vida de mujeriego que te encanta.

-Sin compromisos, es mejor. Se sufre menos – me gano la mirada de desaprobación de mi amigo -.

-Un día vas a conocer a esa mujer y vas a parecer corderito, te lo aseguro.

-No lo creo, me cuido mucho de eso. Aunque nunca he sentido eso de las mariposas, los nervios, las manos sudorosas, ni esa electricidad de la que tanto hablan.

-Eres incorregible – se ríe de mí -. Pero bueno, creo que, por hoy, es suficiente – deja del helado -.

-Sigue contándome el chisme. ¿La mujer los echó?

Así me sigue contando cómo los padres de la chica discutieron, los invitados comenzaron a irse y ni siquiera alcanzaron a cantarle feliz cumpleaños. Lo que me sorprendió es la manera que me interesaba saber más de la chica, supongo por el interés que despierta en Luca.

Se nos pasan unos minutos más y decidimos ir a dormir, mañana me quedaré en casa descansando del viaje, luego iré por mis sobrinos al colegio y los llevaré a donde ellos quieran.

Ya en mi cama me quedo mirando al techo con las manos bajo la cabeza, pensando en esa chica. Su mamá debe estar loca, arruinarle así su día. Y su padre, no ser lo suficientemente firme para imponerse.

-El día que tenga esposa, nunca la dejaré hacer conmigo lo que quiera, la mujer debe obedecer al marido en todo… – me sorprendo de mis palabras y me río -. Pero si yo ni siquiera deseo esposa, debe ser el viaje.

Me acomodo para dormir, sin dejar de ver el espacio vacío a mi lado. Jamás he compartido la cama con alguien, mis encuentros sexuales son fuera de mi casa y nunca me he quedado fuera de ella. No sé lo que es compartir la cama para dormir, solo para el sexo.

Aunque a veces eso me abruma, con una salida a un bar y una conquista de una noche, se me pasa. A pesar de mi edad, me encuentro en buena forma, me veo unos cinco o seis años menor, lo que aún puedo aprovechar.

Un suspiro sale de mí, cierro los ojos y sueño con una chica cuyo rostro no puedo ver, es pequeña y ágil, se me escapa cada vez que quiero abrazarla. Se ríe y salta por un hermoso prado lleno de jazmines, mientras la sigo alguien se la lleva y siento en mi pecho una angustia enorme.

Me despierto sudoroso, con una sensación de abandono intensa, algo que jamás había sentido. Bajo a la cocina por un vaso de agua, me lo bebo pensando en esa pobre jovencita, imaginándola llorar en su habitación por la actitud de su madre.

Sacudo mis pensamientos y regreso a la cama, buscando un sueño reparador, pero no lo consigo. Sueños tristes me provocan un dormir intranquilo, como si la felicidad de esa chica a la que nunca he visto dependiera de mí.

Capítulo 3: La Nueva Colección.

Faltando seis días para la previa de la nueva colección de invierno, Massimo está vuelto loco, porque se ha enfermado una de las modelos y le han dado reposo por siete días.

-Cálmate, hombre, harás un hoyo en el piso.

-No puedo, Piero, esos tres vestidos son la guinda, la crema y chocolate del pastel, y estaban hechos a su medida.

-Bueno, tendrás que buscar un reemplazo o un maniquí – me mira con molestia y yo me encojo de hombros-. Si Pía estuviera más grande, seguro la pones a ella, me dijiste que eran para la mujer bajita que es parte de la clientela. No te desesperes, en este país abundan.

-Para ti es fácil decirlo – se sienta al fin -, pero ¿de dónde saco una mujer joven, de un metro setenta al menos, delgada, con clase y ale…gre? – lo miro con las cejas levantadas -. Ya sé quién – levanta el teléfono-. Justina, necesito me marque el número de José Manterola, por favor.

-Es un hombre que le gusta usar vestidos, de seguro – me tira un papel arrugado y me río-.

-Es el padre de mi modelo, solo espero la chica acepte, tiene demasiado potencial en una silla administrando, en lugar de una pasarela y eso lo tiene muy claro.

-Ojalá que el padre se lo permita. Los padres suelen ser muy aprehensivos con sus niñas – lo miro fijamente y se ríe-.

-A mí Pía le permito que sea lo que quiera, estoy criando a una mujer fuerte, decidida y que será la cabeza de esta familia algún día.

-¿No será Luca?

-No, a él lo quiero enfocado en la empresa y su propia familia – suspira y se apoya en el respaldo -. Un padre sabe reconocer el potencial de sus hijos, y el de llevar toda esta… dinastía… no es uno de esos potenciales de mi hijo. Él se encargará de cuidar de su hermana y apoyarla cuando yo no esté, pero el guiar a todos será tarea de Pía.

El teléfono nos interrumpe, se mete en la conversación con el hombre, aprovecha de agradecer las muestras de detalles para los diseños y luego le pregunta por el estado de ánimo de Jazmín, nada más oír su nombre me quedo escuchando.

– ¿Y tu mujer? Ya veo, ojalá que todo se mejore en casa, tener a los hijos peleados con los padres debe ser difícil. No, mi amigo, afortunadamente para mí los míos están pequeños – Massimo me mira extrañado porque ni siquiera soy capaz de parpadear escuchando su conversación -. Lo sé y créeme que sería un honor, te lo he dicho, pero tu hija merece alguien joven, no un viejo con dos hijos… sobre ella, quería preguntarte ¿le darías permiso para que sea mi modelo principal? Bueno, entonces, ¿cuándo crees que pueda tener una respuesta?, es urgente.

Miro una de las carpetas con algunos diseños para varones, tratando de quitar mi atención, pensando en que se me cumplirá ese deseo profundo de conocer a la chica. Por alguna razón siento que mi vida está ligada a la de ella. Parece tonto, podría verme como un enfermo mental y hasta un degenerado, porque ella es muy joven, además de el hecho de jamás haberla visto, ¡por Dios!

Veo que Massimo termina de hablar y me mira feliz.

-Todo solucionado. Jazmín aceptó encantada, está con su padre en este momento y hablé con ella.

-Eso es bueno, el piso de su oficina te lo agradecerá, creo que debes cambiar la alfombra, sí, tiene un orificio.

Se ríe conmigo y niega con la cabeza.

-Y, además, hemos sido invitados a una cena esta noche a su casa. La mujer de José quiere casarme con su hija, así que me requieren allí.

-Me huele a que esa mujer va tras tus millones.

-También lo creo, se lo he dicho a José, porque tenemos una amistad, además de la sociedad de las empresas, y él no está de acuerdo. Me dice que en cuanto su hija encuentre a un enamorado que ella ame de verdad, le dará dinero suficiente para que se marche lo más lejos posible de su madre.

-Vaya, esa mujer está loca entonces.

-Bastante. No puedo catalogarla de otra manera, yo jamás habría hecho lo que ella le hizo a su hija el día de su cumpleaños, solo se cohibió cuando José le dijo que yo estaba presente y había dejado a Jazmín en ridículo ante todos los invitados.

-Entonces, no quiero ir a tu cena.

-No es mía – me dice molesto -.

-Pero es para ti… será mejor que busques el traje y que lleves a tus hijos, para que la señora recuerde que no estás solo, a ver si así se le pasa.

-Ni con eso, ya lo he hecho. Pero los ignora totalmente.

-Suerte, entonces, mi amigo. Yo no voy – me pongo de pie, para pasearme por las instalaciones -.

– ¿Ni siquiera para conocer a Jazmín? – lo miro sorprendido -. No me mires así, eres mi hermano, sé cuando una mujer te interesa, lo que me sorprende que a ella ni siquiera la has visto.

-Estás loco, no me interesa, es muy joven, debe oler a leche todavía.

-No, huele a mujer – me mira con seriedad, tratando de provocarme -. Me has preguntado muchas cosas de esa familia todos estos días. Solo ella puede ser la razón de tanta curiosidad.

-Es eso, curiosidad. No me cabe en la cabeza una actitud tan mala con su progenie – me aclaro la garganta y continúo mi camino hacia la salida -. Iré a ver el paisaje al piso de abajo.

-Está bien, pero por favor, te lo ruego, no te involucres con ninguna modelo. La última vez me causaste muchos problemas.

-No lo haré, tranquilo, no estoy buscando compañera temporal, solo necesito pensar y despejarme.

Abro la puerta, antes de cerrar, Massimo me llama y me dice:

-Ella te afecta, aunque no quieras reconocerlo. Pero tienes razón, huele a leche aún, la corromperías si tuvieras algo con ella. Iré solo con mis hijos esta noche a esa cena.

Me voy de allí antes de que siga descubriendo mis secretos. Nadie me conoce mejor que él, es lógico porque crecimos juntos y no nos separamos hasta cuando tuve que ir a hacerme cargo de la fábrica de telas.

Tomo el camino hacia el ascensor, me pierdo en mis pensamientos, debatiéndome entre asistir o no a esa cena. Sopesando las consecuencias, beneficios y las cosas que podría descubrir en ella.

Como consecuencia está que, irremediablemente ella terminará a mis pies si me lo propusiera, nunca una mujer se me ha resistido, aunque nunca lo he intentado con una tan joven. Es una, mezcla de reto y destino, donde el resultado podría causarle problemas a Massimo.

Bajo de la caja metálica, dirijo mis pasos hacia la sala de ensayos. Nada más entrar, veo el desastre que hay en la organización. Giacomo, el diseñador, está peleando con las modelos porque no se visten la ropa adecuadamente, porque subieron o bajaron de peso, por la manera de caminar y además está arreglando un vestido rasgado.

-Señor Castelli, bienvenido. Me gustaría darle la mano, pero creo que me faltan unas diez más.

-No hay cuidado, Giacomo, solo vengo a ver cómo va todo. Hablaré con Massimo.

-Está muy ocupado, solucionando lo de la modelo estrella.

-Ya está arreglado, pero él le dirá bien cómo será todo.

Al salir, no me doy cuenta que una de las modelos me sigue. Mientras espero el ascensor, se me acerca, tira de mí y me encierra en un cubículo de aseo.

-Hola, amorcito ¿te acuerdas de mí? – no recuerdo su nombre, pero su rostro me es familiar -.

-Sí, Tiare…

– ¡Teresa! Pero te perdono por olvidar mi nombre, aunque supongo que recordarás mejor lo que hicimos aquí hace un año.

Se lanza sobre mí y comienza a besarme como posesa. Yo no tengo tiempo de reaccionar, y tampoco es que quiera hacerlo. Comienza a recorrerme con sus manos, bajando por mi abdomen para llegar a la cremallera de mi pantalón.

Llego a la oficina de Massimo, tratando de arreglar mi cabello. Al entrar de nuevo allí, mi hermano levanta la vista, frunce el ceño y se aprieta el puente de la nariz.

-Lo hiciste de nuevo.

-Yo no hice nada, a mi favor puedo decir – me siento frente a él -. Pero después de ese sexual ataque, tengo dos cosas que decirte: debes mantener más ordenados los cubículos de aseo – abre la boca y los ojos -. Y… necesitas a alguien exclusivo que se encargue de los modelos, Giacomo debería encargarse solo de diseñar y arreglar vestimenta, no de pelear con chicos quinceañeros.

-Aquí no se contratan menores de edad.

-Pues eso es lo que parecen. Una modelo salió llorando porque Giacomo le dijo que se puso el vestido equivocado. Pone a alguien a cargo de ellos y que tu diseñador se encargue de diseñar, no de criar.

-Está bien… rara vez te equivocas con esas cosas, te haré caso. Pero después de la presentación.

-Muy bien, iré por mis sobrinos, daremos un paseo y luego los llevaré a casa a prepararnos para esa cena – me pongo de pie y camino rápido hacia la salida -.

– ¿Escuché bien? Dijiste “prepararnos”.

-Sí, iré con ustedes, pero solo porque no quiero quedarme solo en tu casa. Nos vemos más tarde.

Salgo de su oficina en medio de una carcajada de burla. No lo miro, porque le daré la razón, vivo solo en Florencia, quedarme solo aquí no sería problema. Entro al ascensor y marco el “1”.

-Es la excusa más patética de toda tu vida, Piero… y has dado muchas.

Comentar con Facebook