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Jack no es un hombre de ciudad, más bien es el dueño de un impresionante rancho en las afueras de San Antonio… este apuesto vaquero dedicaba su vida al rancho, así lo prefería. Era la herencia que le había dejado su difunto padre y día con día la mantenía tal cual como el viejo la había dejado.

Él no tenía tiempo para amores, aunque su incesante ama de llaves se empeñara en emparejarlo con una mujer. Según ella a él le hacía falta una mujer e hijos. Cosa que era absurdo, estaba bien como estaba. Su rancho lo era todo.

Pero todo cambia cuando conoce a esta encantadora citadina que llega para revolverlo todo a su paso, poniendo su mundo de cabeza. El no deseaba una mujer en su vida, pero ella sin querer se le fue metiendo por debajo de la piel.

Megan no sabía que esperar de los vaqueros, hasta donde sabia pensaba que eran toscos y cavernícolas. Y no distaba mucho de eso cuando conoció a Jack, quien no le dio la mejor de las bienvenidas a su rancho.

PROLOGO

Una cena estupenda Jorge. Exclamaba sonoramente Frederic Dixson el dueño de uno de los Bancos más prestigiosos e importantes de Atlanta.

Las cenas que organizas los sábados  son maravillosas, Emily.

Megan observaba detenidamente el hombre que halagaba a sus padres con tanto entusiasmo, era un caballero de unos sesenta años bastante conservado para su edad, sin embargo estaba pasado de peso. Su bigote y cabello eran tan blancos como la nieve, siempre usaba traje para cada cena que organizaba Emily. O bueno, la mayoría de las veces que Megan tenía que estar presente en las comidas que preparaban sus padres para sus invitados, dentro de las cuales el señor Dixon era uno de los invitados más frecuentes que tenían sus progenitores.

Este, como cada otro sábado se presentaba muy puntual con su único hijo Gerald, que para pesar de Megan ambas familias trataban de emparejarlos a como dé lugar, pero ella no estaba dispuesta a sucumbir a la voluntad de su padre.

No es que Gerald fuera un mal partido, pero no era el tipo de hombre que ella esperara para sí. Era guapo no podía negarlo, rubio de ojos azules, porte elegante y para muchas otras mujeres era muy rico, pero para Megan solo era otro niño mimado de papa que con chasquear los dedos conseguía todo lo que quería.

El por su parte intentaba ser sociable con ella, pero este solo hablaba de temas aburridos y poco atractivos para oídos de esta, el golf y el banco de su padre no eran conversaciones de las que una mujer sintiera alguna emoción, era un hombre atractivo pero aburrido.

Estaba harta de estar allí actuando como si todo aquello fuese de lo más normal para ella, todo de lo que decían carecía de sentido simplemente eran palabras superficiales, alardeando de quien poseía más bienes o dinero.

Quieres mostrar una mejor cara hija por favor. Le susurro su madre al oído mostrando una radiante sonrisa a sus invitados.

¡Esta es mi mejor cara madre!

Compórtate querida. La mirada de desaprobación de la mujer estaba más que clara.

¡Claro como digas! Respondió sonriendo a los presentes.

¡Oh, Jorge! tu hija cada día está más guapa, igual que su madre.

El banquero expreso sonrojado. Con sus grandes pómulos, que le achicaban los ojos.

Frederic por favor. Respondió la madre de Megan avergonzada.

Por cierto Gerald, deberías invitar a Megan a salir. No lo sé, tal vez llevarla a ver unos de tus partidos del golf así le demuestras que tan bueno eres. Le animo Jorge al muchacho.

Es cierto hijo, ¿por qué no la has invitado aun? que no te de vergüenza muchacho, Jorge y Emily te dan su consentimiento.

Parecía que ella estuviera pintada en la pared, no contaba su opinión. Que podían saber ellos si ella quería salir con Gerald o no. Lo último que quería era tener acompañar a ese chico a sus aburridos partidos y lo peor era tener que mezclarse con sus amistades que no eran para nada amistosos, ya que suelen ser de las personas que si no estás en su círculo social no serás bien recibido y Megan odiaba eso.

¡Claro que si lo hare padre! Volteo a ver a la rubia a su lado. –Megan  te pido disculpas por no tomarte en cuenta y no invitarte a ver mis partidos, este jueves tengo un juego importante y me encantaría que me acompañaras, ¿Qué me dices?

Nada le encantaría más que decirle “No” aquel hombre tan superficial, pero por su bien y para no tener más problemas con sus padres tenía que aceptar aquella propuesta y asistir al tedioso partido, desde luego.

Claro seguro que será muy divertido Gerald. Dedicándole una de sus tan comunes sonrisas forzadas, odiaba ser una hipócrita pero era mejor eso a tener que discutir con sus padres por desear tomar sus propias decisiones.

Fantástico, te recogeré por la tarde te prometo que no te aburrirás.

Ya estaba aburrida de solo pensar pasar una tarde en ese club viéndolo jugar al golf.

¡Está bien no hay problema Gerald! Por mí que se te pinche una rueda, fantaseo.

Ya está, y de esa manera ustedes dos se conocerán mucho mejor. Exclamo el padre de Gerald  muy contento porque su hijo iba a salir con la hija de un banquero muy acaudalado y de buena familia.

Terminada la cena, el señor Dixon y su hijo se marcharon satisfechos, los padres de Megan también lo estaban creyendo que su única hija era realmente feliz con las decisiones que ellos tomaban por ella. Pero lo que no veían era que ella estaba ahogándose con la forma en que ellos controlaban su vida, no podía opinar sobre nada, ni tomar sus propias decisiones. Su vida era un caos.

Hija, tu madre y yo tenemos algo que informarte. Sentados en la sala de estar después de que los Dixon se retiraran a su madre le gustaba que tomaran el té antes de retirarse a sus habitaciones.

Si querida, tu padre y yo viajaremos para Londres mañana por la mañana, y como siempre iras con nosotros. Así que sube y dile a Melisa que te ayude a empacar, y no te preocupes regresaremos a tiempo para que estés aquí para tu cita con Gerald, hombres así no se le puede dejar plantado hija recuérdalo bien.

Estaba harta de las imposiciones de sus padres, no podían preguntar si ella deseaba ir a ese viaje.

¿Para qué quieren que yo asista a ese viaje madre?

Tu padre tiene una reunión importante así que debemos acompañarlo, ya lo sabes.

¡No iré a ese viaje! Respondió tajante.

¿Qué dices? Claro que iras, siempre hemos hechos estos viajes en familia Megan. Exclamo su padre.

No iré padre. Me disculpan pero no los acompañare.

Te guste o no, nos acompañaras.

¡Yo no soy una niña ya padre! Soy una mujer que quiere tomar sus propias decisiones. Le grito.

Baja el tono de tu voz Megan Elizabeth, recuerda que soy tu padre y vives en mi casa.

Pues bien, si para tomar mis decisiones debo irme de aquí ¡lo hare! Estoy harta que controlen todo en mi vida.

No te iras de aquí, nosotros solo queremos lo mejor para ti. ¿Quieres tomar otra mala decisión? ¿Como la de hace cinco años? Le reto su padre.

Esas palabras la hirieron profundamente, y mucho más de la persona de quien provenían. Su propia sangre la atacaba.

Querido por favor no es necesario recordar el pasado.

¿Por qué madre? ¿Te da vergüenza recordar lo que tu hija hizo?

¡Por supuesto que sí! ¿Es que acaso crees que eso era lo que quería para ti?

¿Cómo puedes hablarme así? No tienes ningún tipo de sentimientos, ustedes dos no tienen idea de lo que yo siento. Deseo irme, independizarme, hacer mi vida por mi cuenta.

¡Jamás! ¿Entendiste?, eso no pasara. Te casaras con Gerald, él te dará la buena vida que llevas y eso es todo.

¡Yo no lo amo!, ¡no me casare con alguien a quien no ame!

No podía entender a sus padres, la querían obligar hacer cosas que ella no deseaba sin importarle sus sentimientos u opiniones.

¡Lo harás! Y en cuanto al viaje, solo iremos tu madre y yo. Espero que este tiempo que estemos fuera te sirva para reflexionar sobre tu comportamiento tan grosero.

No me casare con él. Me casare con el hombre que yo elija ¡así que ve y le dices al señor Dixon que esa boda no será!

Hija por favor nosotros hacemos esto por tu bien, te queremos, solo deseamos tu bienestar.

Yo también los quiero, y por esa razón les digo que no me casare con un hombre solo por su apellido y posición social.

Subió corriendo las escaleras hasta su dormitorio, al borde de las lágrimas y furiosa con sus padres. Tiro la puerta de  un portazo y eso fue el fin de la conversación.

CAPITULO 1

—Señorita Blake… Disculpe el señor Ford acaba de llegar.

—Gracias Melisa pero ya te dije que me llamaras por mi nombre de pila.

—Disculpe seño… Megan es que no me acostumbro.

—Descuida. Has pasar al señor Ford y tráenos dos cafés por favor.

—En seguida.

Habían pasado tres meses desde que Megan había contratado un detective privado para poder dar con el paradero de su abuela paterna y el señor Ford era el mejor de toda Atlanta para el trabajo. Tocaron la puerta del despacho de su padre dando paso a un hombre alto, y algo mayor.

—Buenos días señor Ford, pase adelante y siéntese por favor.

—Buen día señorita Blake, le traigo buenas noticias en esta mañana.

—Me alegro mucho, ha pasado mucho tiempo desde que me envió su último informe.

Aquella investigación le estaba costando al señor Ford, su abuela había desaparecido de toda Atlanta. Empezaba a temer que su abuela estuviera muerta, quedando así sola sin ningún familiar.

Desde el trágico accidente que sufrieron sus padres en el viaje hacia Londres, el avión privado de su padre donde estos realizaron su viaje aquella mañana, se cruzó con una tormenta en la cual uno de los rayos había impactado el motor, estrellándose, costándola la vida a todos sus tripulantes, de eso hacía tres meses dejando a Megan desbastada por la pérdida de sus seres queridos.

Una semana entera había sido la pesadilla para ella, encargándose de todo lo referente al rescate de los cuerpos para luego enterrarlos. Un mes después de haber sepultado a sus padres el abogado de la familia dio paso a leer el testamento donde estipulaba que por ser hija única heredaba absolutamente todo.

Su padre como dueño de otro de los bancos más grandes e importantes de Atlanta había amasado una gran fortuna al pasar de los años. Sin embargo no conocía como era el trabajo del banco, por lo tanto le fue difícil tomar el mando del mismo, delegando todo al vicepresidente, un hombre mayor pero bastante competente para el puesto. Semanalmente realizaban reuniones para tenerla al tanto del funcionamiento y manejo de los negocios.

—Bueno aquí le traigo la última dirección del lugar donde su abuela residía. No estoy seguro que aun siga allí, pero esta es la información que le tengo por el momento.

Eso era mucho progreso, desde que se quedó sola en el mundo tomo la decisión de  buscar a su abuela algo que su padre se negaba hacer. Decía que si su madre se había ido de casa y lo había abandonado a él y a su marido no tenía derecho a que dieran con ella. Megan para ese entonces tenía cuatro años cuando su abuela se había ido de casa, para ser una niña pequeña tenia vagos recuerdos de la anciana, la recordaba en la cocina horneando tarta de manzana, siempre y cuando su abuelo no estuviera en la casa ya que él solía decir que su esposa no tenía por qué realizar ese tipo de labores, que para eso existía pun personal quien se encargara. Y por desgracia su hijo había optado por inculcarles lo mismo a su esposa y a su hija.

No era para nada maravilloso provenir de una familia de hombres machistas, imponiendo su voluntad. Detestaba ese tipo de hombres, dominantes y posesivos.

—Déjeme revisar. Tomo el sobre con nerviosismo, tenía miedo de saber dónde estuvo su abuela todo ese tiempo. – ¡Aquí dice que estuvo en San Antonio!

—Efectivamente. ¡San Antonio! Repitió el detective.

—Según su investigación dice que mi abuela se encuentra en un rancho llamado “El orgullo J.M”

—También es correcto, ella estuvo viviendo en ese rancho no se en que calidad lo hacía señorita. Es un rancho bastante amplio, tiene muchos acres de tierra y mucho ganado, también crían caballos. El dueño es un hombre mayor llamado Eduard Manson. Pero lamentablemente no logre investigar nada más, las personas de esa localidad son muy reservadas. Hasta donde sé, esa es su última dirección.

—Entiendo señor Ford, esto es un gran comienzo. Ya que la dirección está aquí, me tomare el abuso de redactar una carta preguntando por mi abuela, alguien debe conocer su paradero.

—Espero que tenga mucha suerte señorita Blake.

—Siga investigando, tome el pago acordado y cualquier información que tenga hágamela saber, muchas gracias.

Megan entendió porque el detective no daba con el paradero de su abuela, no se encontraba en la ciudad, sino, en el sur de Texas. Que la había impulsado a irse hasta un lugar así, alejándose tanto de su familia. Pero lo averiguaría, escribiría una carta bien sea dirigida al dueño de ese rancho o a su propia abuela. Estaba decidida a reencontrarse con ella para que estuvieran juntas.

Unos toques leves en la puerta hizo que levantara la mirada de los papeles que le había entregado el detective, miro a Melisa que entraba en el antiguo despacho de su padre, aun podía oler su fragancia a pino, le producía un profundo dolor recordar su última conversación o más bien discusión, para luego perderlos y ahora estar allí sentada en su escritorio encargándose de sus asuntos.

—Seño… Megan, el joven Dixon está en la sala esperándote. Me ha dicho que necesita conversar contigo.

—Hazlo pasar Mel.

Gerald vestía siempre de traje igual que su padre, pero ese día estaba demasiado formal para ser una simple visita.

—Hola Megan, estoy encantado de verte de nuevo a pasado mucho desde la última vez que nos vimos.

—Si mucho tiempo Gerald. ¿Qué te trae por aquí?

En ese momento Melisa entraba con dos tazas de café, las dejo en la mesa y se marchó.

—Bueno veras, sé que es algo prematuro pero quería invitarte a almorzar para conversar sobre algunas cosas que tenemos pendientes.

—No creo que tengamos nada pendiente Gerald, de hecho estoy bastante ocupada tengo muchas cosas que revisar y…

—Oh vamos, un almuerzo nada más. Además tengo algo muy importante que decirte.

—Gerald. Le dijo levantándose de la silla y camino hasta la ventana que daba a una espléndida piscina que tenía la casa en el jardín, era de una vista estupenda y esa mañana hacia un día maravilloso. – Quiero que sepas, que yo no estoy interesada en ti Gerald. ¡No deseo casarme lo siento! Corto el rollo sin andarse por las ramas.

—Megan, eso sí que ha sido una sorpresa para mí. Tú me gustas y quería proponerte pasar a otro nivel de nuestra relación de amigos, yo pensaba que te gustaba.

—Yo aceptaba tus invitaciones porque mis padres me obligaban hacerlo, ellos querían que nos casáramos Gerald pero yo no lo quería, lo siento.

Él se levantó despacio y miro espalda recta.

—Entiendo mal intérprete tus sentimientos, pensé otra cosa y me deje llevar por mi padre y los tuyos. Entonces no tengo nada que hacer aquí lamento si te importune.

—Lo siento Gerald.

—¡No te preocupes! No puedo obligarte a que sientas algo por mí.

No podía engañarlo, ni a ella misma metiéndose en una relación que no desea solo por complacer la memoria de sus padres. Era su felicidad la que estaba en juego y lucharía por ella a como dé lugar. Volvió a su escritorio y comenzó a escribir la carta para su abuela, esperando una respuesta positiva.

—¿Crees que le respondan la carta que envió? Pregunto Melisa mientras vestía la cama de Megan.

—Hace tres días que la envié, no esperaba que respondieran al día siguiente. De hecho tal vez no respondan.

—¿Y qué hará si su abuela aún se encuentra en ese rancho?

—Ir a por ella. No sé qué podría estar haciendo en un rancho de Texas.

—Y si fue que su abuela se volvió a casar, tal vez con el dueño o algo así y no desee regresar.

—Ella se fue porque mi abuelo era demasiado cavernícola para su gusto, ella era muy independiente y mi abuelo la sofocaba.

—Ya sabemos de quien ha heredado usted sus ganas de independizarse. Rio su amiga.

—Si puede ser. Soy un poco como mi abuela, y ahora que mi abuelo y mi padre no están me gustaría que regresara conmigo, aquí podría hacer lo que quisiera. Y si no le gusta esta casa, la vendo y compro otra, menos ostentoso y con menos lujo.

—¿Haría eso señorita? Pregunto Melisa alarmada.

—No te angusties, nadie se quedara sin empleo en esta casa. Todos se irán conmigo, y si lo haría, por mi abuela lo haría además tampoco me gusta esta casa tan abrumadora.

—Bueno señorita, usted es la dueña y sabrá tomar la decisión correcta.

—Ya hemos hablado de lo de llamarme señorita Melisa, mis padres ya no están aquí así por favor llámame por mi nombre de pila.

—Sí, si disculpa.

Melisa era tres años menor que Megan y se criaron casi juntas, tenían que jugar a escondidas porque los padres de Megan eran muy selectivos con las amistades de su hija y por ello las niñas jugaban a escondidas.

La madre de melisa trabajo por años para la familia Blake y además de ser la que llevaba la casa era la nana de Megan, esta había fallecido hace cinco años dejando a su hija a cargo de la mayor parte de todo lo relacionado con las labores de la casa. Pero ahora los padres de Megan fallecidos, esta no le imponía absolutamente nada a ninguno de sus empleados a menos que fuera estrictamente necesario, y por ende Melisa había pasado de ser una empleada a ser su amiga.

—Si mi abuela se encuentra en ese rancho, iré a buscarla y tú me acompañaras Mel.

—Por supuesto que sí. Ya está lista la cama, ¿quieres que te prepare el baño?

—No, ¡por el amor de Dios! Deja de hacer ese tipo de tareas sabes muy bien que las puedo hacer yo misma, odiaba que tuvieran que hacerme todo antes.

—Está bien, te dejare. Llámame si necesitas algo. Melisa salió de la habitación dejando a Megan sola con sus pensamientos.

Esta suspiro y pensó que donde podría estar su abuela si estaría sana, la extrañaba mucho.

CAPITULO 2

Mientras tanto en “El orgullo J.M”

Increíble Grisell, estos son los bollos más deliciosos que he probado nunca. Me gusta cuando le agregas canela.

Pareces un niño Jack, deja bollos para los muchachos de la barraca.

¿Pero cómo hago? Tú preparas los mejores bollos y por mí me comería todos estos. Jack se levantó y se sirvió un poco más de café.

Siempre dices los mismo, cada vez que los preparo te comes casi todos dejando sin nada a los muchachos que también esperan por ellos.

Bueno si los prepararas más seguidos no tendríamos estos problemas.

Es que tres veces a la semana no son suficientes para ti, ¿qué se necesita para mantenerte satisfecho muchacho?

Pues que los prepares todos los días.

Le dio un gran abrazo a Grisell, ella era bajita y regordeta, su cabello era entre rubio y cano y los años ya le habían pasado factura, pero a pesar de ello seguía siendo guapa

Eres imposible muchacho, igual que tu difunto padre. Cuando consigas la mujer ideal que te eche el lazo le enseñare a preparar estos bollos como a ti te gustan.

De eso nada. Tú seguirás preparándolos en esta casa, no me comeré otros bollos hechos por otra mujer. Y eso del lazo, sácatelo de la cabeza Grisell.

¿Y cuándo piensas echar raíces? De llenar de niños esta casa, de que una buena mujer este a tu lado cuando envejezcas. Le reclamo con los brazos en jarras.

Un momento, ¿cómo que llenar la casa de niños? ¿Quién piensas que soy? ¿Un semental? Me parece que estas exagerando un poco Grisell, no estoy apurado.

¡Increíble! No te asusta tu alazán cuando se cabrea, pero si te asusta la idea de casarte y tener hijos.

Eso es diferente, medianoche es fácil de controlar, ¡una mujer con una docena de hijos no!

Eso es ridículo y lo sabes. Tienes treinta y tres años ya va siendo hora que pongas los pies en la tierra muchacho y sientes cabeza.

Tengo los pies bien puestos en la tierra ¡De momento no me hace falta una mujer, y sobre los niños aquí hay muchos niños ya!

Pero no son los tuyos, no son tuyos los que disfrutan de todo esto. ¿Que pasara cuando ya no estés? ¿A quién le quedara todo esto? ¡Eres hijo único Jack, y ya no eres un niño!

Hmm… ¡Aun no estoy listo para casarme, me gusta mi soltería eso es todo!

Cuando Grisell se disponía a seguir soltándole el rollo entro corriendo por la cocina Fergus le decían así por cariño pero su verdadero nombre era Miguel, él era un chico pelirrojo todo delgaducho con muchas pecas en la cara. Era quien hacia los mandados hasta el pueblo al rancho.

Grisell… Le dijo faltándole la respiración, se paró un momento tomo aire y luego volvió hablar. – ¡Te ha llegado una carta!

Muchacho cálmate primero, tomate un vaso con agua. Él se sentó y le tendió el sobre. – ¿Dice de dónde viene? Pregunto cautelosa sin tomar el sobre.

Dice que de Atlanta. Tomando uno de los bollos listos y llevándoselo a la boca. –Esto está muy bueno Grisell.

¿Atlanta?, de allí era de donde ella había huido hace muchos años. Su ex esposo y su único hijo vivían allí, ¿es que acaso habían dado con su paradero?

¿No vas a leerla Grisell?, puede ser algo importante. Aunque me parece extraño a ti nunca te ha llegado correspondencia,

No, la leeré más tarde cuando haya terminado aquí en la cocina.

Tomo la carta con dedos temblorosos se la guardo y se dio la vuelta para seguir preparando bollos.

Ni hablar, léela ahora mismo. Siempre estás trabajando y no tienes tiempo para ti misma.

Mire muchacho a mí no me hable así, mire que todavía puedo darle unos cuantos jalones de oreja. Jack hizo caso omiso de su amenaza y le saco la carta y la abrió. Grisell no pudo quitársela  a tiempo.

A ver, aquí dice que es de una tal Megan Blake y escribe que es tu… ¿Nieta? Jack la miro con ojos como platos.

¿Megan?… ¡Oh por Dios mi hermosa nieta! Le quito la carta de las manos y comenzó a leerla.

Decía:

Querida abuela no estoy segura que aun te encuentres en ese rancho llamado “El orgullo J.M” yo cruzo los dedos porque así sea. Abuela, han ocurrido una serie de sucesos desde que te fuiste y te he echado de menos, quiero verte abuela y saber que estas bien y sobre todo estar a tu lado sin importar el lugar. Lamento tener que decirte estas cosas por este medio, abuela, pero papa y mama murieron en un accidente de avión hace tres meses y el abuelo falleció de un ataque al corazón hace seis años. Abuela por favor si estas allí en ese rancho respóndeme para ir a tu encuentro. Te extraña tu nieta Me.

Grisell palideció al terminar de leer la carta de su nieta, su hijo había muerto su único hijo el cual tenía años sin saber de él, se sentía culpable por haberlo dejado en el modo que lo hizo. Ahora ya no estaba y no tuvo la oportunidad de decirle lo mucho que lo amaba. Jack al ver la expresión pálida de Grisell corrió a su encuentro y la ayudo a sentarse.

¿Qué ocurre? Estas más blanca que el papel. Nunca mencionaste que tuvieras familia en la ciudad de Atlanta.

—¡Oh Jack! no es una historia fácil para contar.

Bueno yo ya me voy patrón… Gracias por los bollos Grisell.

Chico ni una palabra de esto a nadie. Le dijo Jack con voz seria.

Seguro patrón.

Cuando el muchacho se marchó Jack volvió a concentrarse en Grisell que aún seguía pálida.

Porque no comienzas hablándome de esa historia tuya, ¡tengo tiempo de sobra! Mintió.

Eres un mal mentiroso, no tienes tiempo para nada es mejor que te marches y hagas tu trabajo del día.

No puedo dejarte así, además quiero saber que ocurre con esa carta.

Le dio una palmadita en la mano y le dijo.

Ve, en la noche cuando termines tus labores hablamos de este asunto.

De acuerdo, pero no creas que me voy a olvidar de este tema.

Ella le dedico una sonrisa mientras él se colocaba su sombrero y salía por la puerta hacia los establos. ¿Qué podía hacer ahora? Su nieta la necesitaba y quería estar con ella, le hizo mucha falta todos esos años que estuvieron separadas, se había perdido tanto. Aunque su carta decía que estaría a su lado sin importar el lugar, eso le estaba dando una idea tal vez no fuera a funcionar pero podía intentarlo, siempre y cuando su adorada nieta no viniera acompañada por unos de esos citadinos estirados que no tenían nada de gracia y seguramente eran tan superficiales, su nieta no se merecía un hombre así.Pero quien era ella para decir nada sobre la vida amorosa de su nieta, la había abandonado apenas siendo una niña de cuatro años, si estaba casada con un hombre de ciudad era normal ya era toda una mujer, responsable de sus propias decisiones. Solo esperaba que su difunto hijo no le hubiera inculcado sus malos hábitos de crianza, no iba a poder soportar la idea de ver a su bella nieta siendo una snob. Esperaba que todo saliera según como lo estaba planificando.

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Escrito por

Yonmary Alfaro

Hola queridos lectores. Me llamo Yonmary Alfaro soy escritora de diferentes tipos de género en especial (mafia e historia de vaqueros). Soy de Venezuela y amo escribir tanto como leer. Espero que les agraden mis novelas. Nos estamos leyendo bellezas, un beso enorme.